La costa de Mozambique tiene 2.300 km, es uno de los mejores lugares del mundo para bucear y hacer snorkel. Agua templada, arena blanca, playas vírgenes, ballenas… un lujo para un turismo, que queda demasiado lejos.
Pero estos deportes son un pasatiempo impensable para los cientos de miles de pescadores y mariscadoras (así es el reparto por sexo) artesanales que sobreviven al límite. La pesca industrial ilegal, la contaminación y el cambio climático están reduciendo rápidamente sus capturas. No solo es mayor precariedad para esta profesión, sino que afecta a todo el país, pues la mitad de la proteína consumida localmente viene del pescado.
Muestro aquí algunas variedades de pesca y marisqueo artesanal desde el ingenio que da la precariedad.
Pesca con martillo
El buceador golpea con un mazo las rocas para cazar con gran rapidez unos gusanos, que después usarán para pescar. ¿Cómo habrán llegado a descubrir eso?


Los pescadores están solos y deben atarse a su bote para no perderlo. El bañador es un calzón o incluso una tela anudada.

Pesca con arpones artesanales y pinchos
Algunos pescadores se construyen arpones con madera y gomas. Pero funcionan perfectamente. Otros, simplemente, cogen un garfio para atrapar pulpos y langostas.



Botes a remo
Tres generaciones de pescadores en un bote a remo y a pértiga. Pescan con redes o con anzuelos en barcos de una pieza, un tronco de árbol mango vaciado y, a menudo, lleno de remiendos.

Pesca con mosquiteras
Sin duda es eficaz, porque pillan todo, pero es un atentado ecológico. De hecho, ni siquiera allí está permitido. Pero cuando el hambre aprieta, la sostenibilidad no se tiene en cuenta. En todo caso, el impacto que pueden causar es mínimo comparado con los barcos pesqueros industriales.

Pesca al copo
Esto se hacía en España hasta los años 60, hoy está prohibido porque es muy agresiva. En Mozambique es cotidiano: se extiende una red muy grande, decenas de metros de larga y se deja varias horas. Luego se va cerrando con la ayuda de algunos buceadores, a medida que se arrastra desde la costa. Un esfuerzo durísimo, que lesiona la espalda y no saca de la pobreza.

Marisqueo digital
Digital, de dedos… a las mujeres y niños les queda la parte menos rentable del aprovechamiento de la costa: el pequeño marisqueo con los dedos, escarbando entre la arena y las rocas y esquivando descalzos una cantidad infinita de erizos.
Un trabajo duro repetitivo, a pleno sol, pero que sobrellevan cantando, en grupos de amigas…
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